Soledades
Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
no existe
ah, pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve
presoledad
después de la alegría la presoledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad
ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo
sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan
y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo
los datos objetivos son como sigue
hay diez centímetros de silencio
entre manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos
claro que la soledad no viene sola
si se mira sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se verá un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros y cuartos
ese percance de ser buena gente
después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
viene la soledad
conforme
pero
qué vendrá después
de la soledad
a veces no me siento
tan solo
si imagino
mejor dicho si sé
que más allá del mi soledad
y de la tuya
otra vez estás vos
aunque preguntándome a solas
qué vendrá después
de la soledad.
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del caos y de las pesadillas
de la ajada miseria y de los miserables
de las ausencias breves y las definitivas
defender la alegría como un atributo
defenderla del pasmo y de las anestesias
de los pocos neutrales y los muchos neutrones
de los graves diagnósticos y de las escopetas
defender la alegría como un estandarte
defenderla del rayo y la melancolía
de los males endémicos y de los académicos
del rufián caballero y del oportunista
defender la alegría como una certidumbre
defenderla a pesar de dios y de la muerte
de los parcos suicidas y de los homicidas
y del dolor de estar absurdamente alegres
defender la alegría como algo inevitable
defenderla del mar y de las lágrimas tibias
de las buenas costumbres y de los apellidos
del azar y también también de la alegría.
Me encanta Benedetti.
Un abrazo
Ya te lo dije en una oportunidad y ahora te lo repito: Admiro la obra de Benedetti, gracias por permitirme leerlo aqui. besos